sábado, 14 de junio de 2014

A mi viejo


Con un dejo de tristeza y mucho de grato recuerdo, no puedo dejar de tener presente a mi Papá, quien se fue, pero ESTA, y compartir algo que me llevó un tiempo escribir y que aún no ha sido dado a conocer, pero que es parte de mi, como algo mágico, como un relato que lleva mucho de mi vida, y que como siempre pasa, suena mas fuerte cuando alguien muy importante se ha marchado.-

Para todos los Papás un Feliz día, valoren todo cuanto tienen, porque es único e irrepetible.-

Un Fuerte Abrazo

Patricio

 

 

……………Años mas tarde, tuve la oportunidad de pisar el césped de la Bombonera. Una mañana de sábado, ocasionalmente, por el barrio de la Boca, pasé por la puerta de la calle de los antiguos palcos, y el personal de maestranza, se encontraba trabajando.

Uno de los controles, se encontraba de guardia en una de las entradas, y no pude resistir la tentación; le pedí permiso, e incrédulo, pensando que sería una negativa la respuesta, me dejó entrar, no solo hasta ahí; me dejó recorrer, todo el terreno.

La emoción y el sentir en la piel y en el corazón se unieron; la imaginación con los ojos llenos de lágrimas; por un momento cerré los ojos, y la brisa que cruzaba la cancha, fue la 12 coreando mi nombre y yo agradecía aplaudiendo manos arriba; la imponencia de ese estadio, vacío, me hizo reflexionar sobre la suerte de aquellos muchachos, que por suerte se ponen la bostera, y pisan  esa cancha llena de gente alentando, y ni por un momento se me pasó no dejar todo; porque resulta imposible no hacerlo, en es teatro en ese coliseo; Nunca creí que ese templo sagrado, me llegaría a emocionar profundamente, juro que una lagrima corrió por mis mejillas, y los sueños frustrados, pudieron al menos, imaginar jugadas, pisadas y goles míos, desde un rincón del corazón y a solas, sin mas festejo de una leve brisa que cruzaba la cancha.

Ya cercano a mi cumpleaños, por el 2000, cuando Boca, disputó y ganó la Libertadores y la Intercontinental de ese año, mi Padre, me preguntó (como preguntaba año tras año), que quería de regalo.

Se encontraba como respuesta como todos los años: La Camiseta de Boca.

Por supuesto, año tras año, me regalaba, lo que el quería o lo que podía. Pero, en su respuesta, todavía encontraba, la irónica respuesta ¿la camiseta de Boca?¿para qué?

Pero ese año: UN MILAGRO.

Nuevamente la Pregunta, y la misma respuesta. Entonces, mi Padre, ya viejo, tal vez, cansado, porque no, sorprendido, porque un grandulón, todavía requería  la camiseta, SU CAMISETA.

Pregunto: ¿por qué?. Entonces, la oportunidad de cerrar el rencor, y el silencio; la amargura y el llanto, se transformaran en palabras de hombre, que como niño tembloroso y temeroso enfrentó a su padre, y respondió:

“Quiero mi camiseta, porque desde siempre llevo un a eterna y permanente amargura; porque me la debes desde que nací; me la debes desde que le regalaste a otro lo que era mío, postergando sueños e ilusiones, y porque desde entonces siento un vacío que nunca pude completar”.

Mi viejo, se tomo un rato; juro que su silencio, me lastimó; porque no sabía si se me había ido la mano. Me miró, sonrió, y quedo ahí.

El día de mi cumpleaños; me entregó una bolsa; era de una casa deportiva de marca; pero de marca cara; evidencia que invirtió una buen cantidad de dinero; en su interior, se encontraba reluciente la Camiseta de Boca.

Me abrazó, me pidió perdón y me dio las gracias, por haber sido mas paciente que el, y esperar tantos años, por este obsequio; me pidió perdón por haber sido egoísta y ciego y no saber valorar al hijo que tanto quiere y que poco sabe manifestar. Un abrazo fundió y sello para siempre esa distancia, que solamente el fútbol es capaz de unificar.

Hasta el día de hoy, guardo, por el resto de mi vida, esa camiseta, como la presea más valiosa que jamás haya recibido. Nunca nada, reemplazará el valor histórico y moral que esa camiseta tiene para mi.

Gracias Papá

 

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